En un reciente informe presentado por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), se reveló un hecho alarmante para el sector cárnico: el consumo de carne vacuna en el país se desplomó en noviembre, alcanzando la cifra más baja registrada en los últimos 22 años.
Este marcado descenso en el consumo es reflejo de una tendencia que se viene observando a lo largo del año. Según los datos recopilados por CICCRA, en el periodo comprendido entre enero y noviembre de 2024, el consumo aparente de carne vacuna por habitante fue equivalente a 47,4 kilos por año.
Esta cifra muestra una reducción del 11,1% respecto al mismo periodo del año anterior, donde el promedio fue de 53,3 kilos por habitante al año. El seguimiento anual también reflejó una disminución considerable, situándose en 47 kilos por habitante hasta noviembre de 2024.
En contraste, el sector de las exportaciones de carne vacuna sigue mostrando signos positivos y una rentabilidad creciente. Las exportaciones no solo alcanzaron cifras récord, con 538 mil toneladas peso producto contando hasta octubre de 2024, sino que también registraron incrementos significativos en sus precios.
Un ejemplo de ello es el aumento del 8,4% en comparación interanual del valor promedio por tonelada exportada. El mercado internacional se muestra receptivo, especialmente por parte de China, Israel y Estados Unidos, que continúan siendo los principales destinos de la carne argentina.
Los precios internos de los cortes de carne también reflejaron una tendencia al alza durante noviembre, con un incremento mensual promedio del 2,8%. Este aumento en los precios fue encabezado por el asado, que registró un aumento del 4,6%. Otros cortes como la nalga y el cuadril también vieron incrementos notables del 3,6% y 2,7%, respectivamente.
En contraste con este panorama, la subida de los precios no frenó del todo la disminución en el consumo, lo que genera preocupación dentro del mercado interno. En términos anuales, los precios de los cortes vacunos relevados por los organismos competentes aumentaron un 114,8%, mientras que el pollo entero registró un ascenso del 135,9%.

Estos datos reflejan una realidad compleja para los consumidores, que se enfrentan a un aumento sostenido en el costo de la carne mientras el consumo sigue en caída libre. Esta situación plantea desafíos significativos para el sector ganadero, que deberá adaptarse rápidamente para revertir esta tendencia negativa en consumo interno mientras intenta capitalizar en mercados internacionales lucrativos.
